Aunque hablara las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo amor, sólo soy como bronce que resuena o címbalo que retiñe.
Aunque tuviera el don de la profecía y conociera todos los misterios y toda la ciencia; aunque tuviera plenitud de fe como para mover montañas, si no tengo amor nada soy.
Aunque repartiera todos mis bienes entre los pobres y entregara mi cuerpo a las llamas, si no tengo amor, nada me aprovecha.
I Corintios 13
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