Te has puesto a pensar ¿Qué
pasaría si viviéramos en la oscuridad?. Cuando nos hemos enfrentado a momentos
de oscuridad total varias cosas nos ocurren: nos sentimos perdidos y desorientados,
no sabemos donde están las cosas, tropezamos con todo, andamos temerosos de
golpearnos o caernos, no encontramos la salida, y difícilmente podemos hacer
algo diferente a esperar que llegue la luz.
El amor es esa luz que
ilumina la oscuridad de nuestra vida y
calienta nuestros corazones. Cuando penetra la luz podemos apreciar la belleza
de todo lo que antes nos rodeaba y no estábamos conscientes que estaban allí.
Con el resplandor de la luz es posible maravillarnos con el vuelo de las aves,
los colores de una mariposa, el juego de un niño, el caminar de un anciano o el
rostro de un ser amado.
La obscuridad está en
nuestra vida cuando nos dejamos dominar por pensamientos y emociones negativas
como: la vergüenza, la culpa, el odio, el resentimiento, el miedo, la apatía o
la tristeza. En las tinieblas el mundo pierde su color, todo se percibe de entre
blanco o negro, la vida carece de sentido y caemos en estados de depresión, de
los cuales sólo es posible salir si comenzamos a ver el lado amoroso de la
vida.
Cada día inicia con un nuevo
amanecer, una naciente oportunidad de vivir más felices, más plenos,
disfrutando y valorando lo que está allí para nosotros. Sin duda, todo no es
color de rosa, pero a medida que valoramos más nuestra paz, elegimos más
conscientemente que estados mentales queremos que gobiernen nuestra vida.
Vivimos en el mundo de la
dualidad, bien o mal, amor u odio, luz o penumbras, en nosotros reside el mayor
poder del hombre: la capacidad de elegir libremente sus pensamientos,
sentimientos y obras. Sé por experiencia propia, que a veces nuestros esfuerzos
parecen pocos para lograr el cambio que queremos, pero paso a paso, de decisión
en decisión, día a día, avanzamos en el camino de permitir que sea la luz del
amor la que guíe nuestra vida.
Liliana
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